miércoles, 23 de febrero de 2011

DOMESTICACIÓN



Se denomina domesticación de animales o plantas (cultivo) al proceso por el cual una población de una determinada especie pierde, adquiere o desarrolla ciertos caracteres morfológicos, fisiológicos o de comportamiento, los cuales son heredables y, además, son el resultado de una interacción prolongada y de una selección deliberada por parte del ser humano.[  Su finalidad es obtener determinados beneficios de dichas modificaciones.
Los orígenes

Finalizada la Era Glacial sucedió una expansión progresiva de bosques sobre las grandes estepas provocando la emigración y la extinción de algunos animales. En muchos casos se trató de especies que constituían parte esencial de la dieta alimenticia del hombre. Los grupos humanos, hasta entonces cazadores-recolectores, debieron sumarse a la transformación para alcanzar la subsistencia. Los hombres se diseminarán entonces en grupos reducidos, apareciendo de esta forma los primeros asentamientos estacionarios. Ciertas teorías señalan que en su continuo ir y venir, los cazadores que arrojaban las semillas de los frutos consumidos pudieron ver que, en condiciones apropiadas, estas generaban nuevas plantas. El resultado de esta transformación es el comienzo del Neolítico.
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El término neolítico, acuñado por el naturalista británico John Lubbock en 1865, deriva del griego, neo 'nuevo' y lithos 'piedra', y hace referencia a la capacidad humana de pulimentar la piedra, en contraste con la talla de la misma, propia del Paleolítico. La aplicación de esta nueva actividad interactuo con una serie de características que provocarían un cambio radical en las formas de cultura humana; una de ellas representa un fenómeno que ha impulsado a numerosos especialistas a considerar una "Revolución neolítica": la domesticación de plantas y animales.

El acontecimiento, sin embargo, se extendió de manera gradual. El origen de la agricultura, que implica la domesticación de plantas y animales, se encuentra representado fundamentalmente por una tendencia al sedentarismo y fue la necesidad de los grupos humanos cazadores-recolectores la que impulsó el cambio. La prueba radica en que la agricultura como tal es una actividad que demanda mayor dedicación y horas de trabajo que la caza y menor previsión en razón de los avatares agrícolas.

De esta manera, la naturaleza pasó de ser un hábitat a un conjunto de recursos económicos que debían ser gestionados por el hombre. Aunque el cambió se materializó en diversas partes del mundo, estudios arqueológicos han determinado la aparición, hace aproximadamente diez mil años, de los primeros asentamientos permanentes en Cercano Oriente, en el área conocida como el "Creciente Fértil", desde Canaán (Jericó), pasando por el sur de Turquía (Çatal Hüyük), hasta Mesopotamia y el Golfo Pérsico.

En cuanto a la ganadería, en principio se habría limitado a un control de los recursos animales, protegiendo la fauna de otros depredadores y cazando selectivamente. Pero sólo se puede hablar de ganadería cuando se comienza a criar al animal: controlando su reproducción y cuidándoles durante el invierno.



En este período se produce una serie de descubrimientos técnicos, propiciados por la nueva economía: la cerámica para guardar los granos se transformará en la primera expresión artística del Neolítico, el pulimento aplicado a un nuevo tipo de hacha y una renovación general del utillaje, entre los que luego se encontrarán mangos o morteros utilizados en la molienda de vegetales para elaborar harina.

Caracterización

Numerosos autores han definido la domesticación:

Price (1984) lo hace diciendo: "La domesticación es un proceso mediante el cual una población animal se adapta al hombre y a una situación de cautividad a través de una serie de modificaciones genéticas que suceden en el curso de generaciones y a través de una serie de procesos de adaptación producidos por el ambiente y repetidos por generaciones".

En esta definición el autor habla de una adaptación evolutiva gradual al ser humano y a condiciones ambientales nuevas (encierro), con lo cual indica que el proceso conlleva largos períodos y el paso de numerosas generaciones, para que estos cambios se fijen genéticamente, sean modificaciones en el comportamiento, en la morfología, fisiología o embriología del ser vivo.

Zeuner (1963), reconoce cinco etapas fundamentales dentro del proceso de domesticación:
En la primera etapa, la unión hombre-animal es muy débil y son frecuentes los cruces de las formas mantenidas en cautividad con las formas salvajes originarias, siendo el control que el hombre ejerce sobre el animal, muy reducido.

En la segunda etapa, el hombre comienza a controlar la reproducción de los animales y seleccionarlos para reducir sus dimensiones y aumentar las características de docilidad, para poder manejarlos mejor. En esta fase, es importante evitar el cruce con las formas salvajes, para mantener y fijar las características deseadas.

Seguidamente, el hombre comienza a demostrar un interés creciente hacia la producción de carne, y se da cuenta de la utilidad que supone el aumento de las dimensiones de los animales de cría.

Inicia esta tercera etapa de trabajo para volver a cruzar las formas domésticas, más pequeñas, con las formas salvajes, más grandes, poniendo atención en mantener las características de docilidad previamente seleccionadas.

En la cuarta etapa, el interés por los productos de origen animal, unido a la creciente capacidad del hombre para controlar a los animales de producción conduce, mediante un largo trabajo de selección, a la creación de razas especializadas con diferentes aptitudes productivas, que garanticen un aumento en la producción de carne, lana, leche, etc.
En este momento entramos ya en la quinta etapa, en la que resulta absolutamente necesario evitar los acoplamientos de la forma salvaje con las razas domésticas especializadas. Por tales motivos, se realiza una actividad de control numérico de la población salvaje, que en tales casos conlleva nada menos que al exterminio de las formas salvajes y, en el mejor de los casos, a su asimilación dentro de las formas domésticas.

Hart (1985) indica que actualmente nos encontramos hoy frente a la sexta etapa del proceso de domesticación, en el que las características comportamentales y genéticas de los animales de producción se han visto modificadas hasta tal punto que han perdido la capacidad de sobrevivir y de reproducirse sin la intervención del hombre. Sin embargo, si bien es verdad que nuestros animales domésticos han perdido muchas de las características que les posibilitan adaptarse a la vida en la naturaleza, es también cierto que algunas de estas características pueden ser readquiridas, como sucede en el proceso de readaptación a la vida salvaje.


Domesticar y Domar

Es necesario establecer la diferencia que existe entre los términos domesticación y doma, pues indican dos procesos diferentes que a menudo se confunden. La diferencia entre los dos términos es evidente:

En español, domar indica amansar y hacer dócil a un animal mediante ejercicios y enseñanzas, [ sean estos silvestres o domésticos. La domesticación consiste en acostumbrar al animal fiero y salvaje a la vista y compañía de las personas;[ es un proceso largo en el que se obliga a una especie a adaptarse para vivir dependiendo del ser humano.

El término inglés tame o domado se refiere a individuos mansos, dóciles, producto de un trabajo hecho por el hombre pero cuya reproducción no se somete a selección artificial, con intención de lograr mansedumbre, como en los animales domésticos. Ya Darwin (1859 y 1868) manifestaba que: Domesticar es más que domar (Domestication is more than taming). Con el término doméstico (domestic, en inglés) se hace referencia a animales que, por selección directa del hombre, adquirieron características genéticas, morfológicas, fisiológicas, y de comportamiento diferentes a las que tenían sus progenitores silvestres.

La doma, en ambos casos, hace referencia a individuos y no a poblaciones (conjunto de individuos), mientras que la domesticación involucra a poblaciones enteras. Por ejemplo, Se puede domar a leones, tigres o panteras, pero no se puede decir que sean especies domésticas. La diferencia entre las dos lenguas es que en inglés los animales domados se reproducen en poblaciones silvestres, resultando dificultoso en condiciones de cautiverio, pero en español, la doma también se refiere a ciertas especies domésticas, como los caballos.







Hay numerosos autores que hablan del proceso de domesticación en el caso de las abejas, donde las fases transcurrieron, pero la línea divisoria entre abejas domésticas y silvestres es muy fina. A pesar de haber seleccionado las colmenas durante miles de años todos los apicultores son conscientes de que cuando su mejor colmena en mansedumbre desea dejar su cómoda casa a cambio de un hueco de árbol lo hace sin mayores problemas y en numerosas oportunidades sobrevive sin mayores inconvenientes. Lo cual podríamos definir como un alto grado de readaptación a la vida silvestre.

El proceso de domesticación se logra mediante selección artificial de caracteres, tanto genotípicos como fenotípicos, que el hombre selecciona mediante exhaustivos cruzamientos y una serie de lentas modificaciones acumuladas en el tiempo.

La readaptación a la vida silvestre (asilvestramiento) de una especie doméstica es el proceso contrario: en él la especie doméstica va perdiendo a mayor o menor velocidad los caracteres seleccionados artificialmente al verse sometida al proceso de selección natural que, sin duda, favorece aquellos caracteres más adecuados para que la especie viva en forma libre sin los cuidados pertinentes que el ser humano dispensaba. Una conducta agresiva puede ser muy ventajosa para la abeja en el momento de encontrarse con un predador que ataca su colmena. Readaptarse a la vida silvestre o al estado primigenio de la especie en el tiempo dependerá, en gran medida, de las modificaciones genéticas experimentadas en el proceso de domesticación. Cuanto mayores fuesen los cambios alcanzados en el proceso de domesticación, mayor será el tiempo de readaptación y la cantidad de generaciones que deberán transcurrir para volver a ser un animal silvestre. Y es posible que muchas especies que el hombre ha domesticado difícilmente lograrán volver a la vida silvestre.


Domesticación en abejas

En caso de la abeja melífera tenemos que ser conscientes que no hubo grandes cambios genéticos, fisiológicos o morfológicos que el hombre seleccionara. Por sobre todo la selección es mansedumbre, porque el resto son variables que la selección natural también tiende a resaltar, como es el comportamiento de limpieza, tan destacado en enfermedades y parásitos como es el caso de varroa, encontrado en abejas rusas que tienen un comportamiento natural de quitárselas. Logrando luego por selección artificial de cruzamiento de estas abejas resistencia a varroa en otras razas.

También hay que diferenciar el grado de adaptación al ambiente de diferentes razas de Apis mellifera, porque a pesar de haber transcurrido muchos siglos de importación de colmenas a Brasil de abejas de raza europeas, éstas nunca llegaron a vivir en estado silvestre o rústico; como lo hicieron los híbridos de abejas africanizadas de abejas africanas Apis mellifera scutellata con abeja criolla Apis mellifera del continente Americano; que inmediatamente invadieron la región tropical y subtropical del continente tanto al norte como al sur, probablemente por estar mejor adaptadas a estos tipos de climas. Por ello podríamos hablar de razas domésticas y no de especie doméstica, pero nos encontramos que las que definiríamos domésticas en nuestro continente (abeja europea) no se comportan de la misma manera en Europa donde sí se tornan silvestres.


Otro factor que juega en gran medida en el proceso de readaptación a la vida silvestre en el caso de la abeja es la gran cantidad de generaciones que transcurren en un período determinado, si lo comparamos con un mamífero de ciclo de vida larga.
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Historia de la domesticación

La domesticación no se llevó a cabo al mismo tiempo en todo el mundo. Se estima que hacia 9000 a. C. se inició la Revolución neolítica, en la cual el hombre empezó a sedentarizarse, como consecuencia de la práctica de la domesticación y posteriormente de la agricultura. Esto acaeció en el Cercano Oriente. Posiblemente, el primer animal doméstico fue el perro hace aproximadamente 15.000 años.


Agriotipo

En ganadería, un agriotipo es el animal salvaje del que procede un animal doméstico. El agriotipo siempre pertenece a una sola especie, pero puede tratarse de varias subespecies diferentes de ésta, ya sea porque el animal fue domesticado de forma independiente en dos o más lugares a la vez o porque los criadores quisieron aprovechar las cualidades de varias razas salvajes diferentes. Los animales domésticos pueden cruzarse con sus agriotipos y tener descendencia fértil, siempre y cuando la anatomía no haya variado lo suficiente como para impedir el acoplamiento (como sucedería entre un chihuahua y un lobo salvaje).


Domesticación de plantas

La agricultura surgió de manera independiente en varios lugares de la tierra, y la prueba más antigua de actividad agrícola data de hace diez mil años en lo que ahora es Irak (Heiser 1990). La domesticación de plantas y animales ocurrió inicialmente en la "media luna de las tierras fértiles" de la Mesopotamia asiática, la región andina de Sudamérica, en algunas partes de Asia, y en México, y de ahí se dispersó al resto del planeta. Algunas regiones asimilaron estas prácticas mucho más rápido que otras (Diamond 1999). La domesticación de plantas y animales útiles para la alimentación, la medicina y el trabajo transformó radicalmente las sociedades humanas. Los métodos convencionales de mejoramiento de plantas y animales, a través de la fertilización cruzada y la selección, han permitido desarrollar variedades con grupos de características particulares. Así, desde tiempos inmemorables los seres humanos han modificado el entorno que los rodea y como parte de estas actividades, han seleccionado características valiosas de diferentes plantas, animales y microorganismos. A través del proceso de cruzas controladas y selección gradual, nuestros ancestros escogieron un grupo pequeño de la enorme cantidad de plantas silvestres y lo transformaron en los cultivos que ahora conocemos. Durante este largo proceso ocurrieron muchos cambios fenotípicos en las plantas, por ejemplo: hábito de crecimiento determinado, pérdida de la dispersión de la semilla, maduración sincrónica, madurez temprana, resistencia selectiva a plagas y enfermedades, reducción de la cantidad de toxinas, mayor productividad incluyendo semillas o frutos más grandes e incluso pérdida de las semillas en el caso del plátano. Estos cambios tienen como consecuencia una reducción en la sobrevivencia de los cultivos en el medio silvestre. Por lo tanto, los cultivos son ahora dependientes de los cuidados de los humanos para su propagación y sobrevivencia (Prakash 2001).


ANIMALES DOMESTICOS

Los animales domésticos son pequeños o grandes animales que pueden llegar a ser domesticados por el hombre y, por tanto, convivir con ellos. Cuando pensamos en animales domésticos lo hacemos en perros, gatos, etc., pero también lo son los caballos, las gallinas, etc. porque son animales domesticados por el hombre. Los animales de la granja también son considerados como domésticos.

Dentro de los animales domésticos encontramos los animales de compañía, que son los que los humanos tienen en casa. También son llamados mascotas. Ya sea un gato, un perro, un pájaro o los roedores, las mascotas se convierten casi en miembros de la familia.

 
Animales domesticos


Los animales de compañía pueden tener una función útil como el perro guardián o el gato que caza a los roedores, pero hay otros que los tenemos sólo como compañía o entretenimiento, como por ejemplo los pájaros, que nos ofrecen sus dulces y armoniosos cantos. Normalmente, los animales domésticos poseen un efecto positivo en la gente, ya que los miramos actuar con atención y curiosidad.

Los gatos y los perros son animales afectivos a los que les gustan los mimos, las atenciones y jugar. Son los animales más cercanos a la familia y se convierten en un miembro más de la misma. Los roedores, las tortugas y los lagartos son animales más fríos. Son animales de compañía, pero que trasmiten menos sensaciones y que, sobre todo, necesitan menos contacto con el ser humano.

Los peces no se tienen por su utilidad, pero sí por estética ya que existen multitud de peces con multitud de formas y colores totalmente variados.  Además, no son animales ruidosos y necesitan pocos cuidados (dependiendo del tipo de pez y de la cantidad que se tenga).
 Los pájaros domésticos son muy populares por sus cantos y sus variados y vivos colores. Pero debemos aclarar que el canto de un pájaro puede ser muy agradable o muy cansado, depende del tipo de persona que seas. Los insectos raramente son utilizados como animal de compañía. Aunque sí hay a quien le gustan las grandes arañas y las mantienen en un acuario.

Tu animal doméstico debe tener una buena alimentación para estar saludable y ser feliz. Existen productos alimenticios especiales y recomendados para cada tipo de animal de compañía.

 

ANIMALES SALVAJES

Cuando se habla de animales salvajes todos tenemos la impresión que son animales peligrosísimos: pensamos en leones en la selva, osos, tigres, etc. Pero no todos los animales salvajes son peligrosos. De hecho, todos los animales fueron salvajes alguna vez. Los gatos, los perros, los caballos,... todos eran animales salvaje antes de ser domesticados por el hombre. De hecho, todavía quedan especies de caballos salvajes en el mundo y no por ello son peligrosos para el hombre.

Los animales salvajes son sencillamente animales que viven en la naturaleza y que sobreviven por sus propios medios: cazando, pescando o comiendo vegetales. Cómo ves, el termino de animal salvaje poco tiene que ver con la primera impresión que nos viene a la cabeza al pensar en ellos.

 
Animales salvajes


Los animales carnívoros según la especie pueden llegar a ser animales salvajes peligrosos para el hombre. El oso, por ejemplo puede matar a un hombre. Pero seguramente será para proteger a sus pequeños o para protegerse él, no para alimentarse de la carne. Raramente el hombre es una presa ansiada por este tipo de depredadores. La mayoría de los ataques de animales salvajes al hombre son para defenderse, creyéndose éstos en peligro.

Existen ciertos animales salvajes que nos parecen menos peligrosos y pueden llegar a ser más indeseables para el hombre, cómo es el caso de las mofetas, por ejemplo.


Los animales salvajes deben luchar por y para sobrevivir y la supervivencia les lleva a veces a cazar animales domésticos. El zorro es un animal temido en las granjas ya que ataca a las gallinas y a otros animales de la granja que son fáciles de capturar, ya que están en jaulas y no tienen muchas opciones para salvarse.

Los animales salvajes son curiosos y como nos puede suceder a nosotros, se intrigan por lo que es nuevo para ellos. A veces puede suceder que al ver un humano sea la primera vez que es animal vea a un humano. Sus reacciones son y serán imprevisibles pero, en general, un animal salvaje buscará protegerse y esconderse cuando se encuentre ante algo desconocido
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